Esta es la crónica de un viaje que no. X2. Sí, con signo matemático, porque el intento fue dos veces. Cabeza dura u obsesiva da lo mismo pues soy un poco de cada. Aunque pensándolo bien, ¿por qué no culpar a la inmadurez veinteañera, esa que te vuelve súper héroe sin capa, sin máscara y, lo que es peor aún, sin súper poderes? Porque a decir verdad, sin capa y sin máscara, una se la puede bancar... ahora, sin poderes, la cosa se puede complicar de verdad.
Primer intento: nada es imposible a los 20 (o eso es lo que pensás)
La cosa es que allá por enero del 2000 estaba en Londres. Después de haber recorrido algunas ciudades europeas y haber dormido muchas noches recostada sobre mi mochila en trenes veloces y muy bien calefaccionados (además de lo que te ahorrás de tiempo y hospedaje), y aprovechando una cercanía que desde Buenos Aires no tendría, había llegado el momento de conocer un lugar intrigante, disputado y controvertido si lo hay: Israel.